martes, 18 de agosto de 2009

pirámides en Popayán...

LA MALDICIÓN DE LAS PIRÁMIDES
Por: Olga Lucía Cadena Durán
Profesora del departamento de ciencias económicas
de la Universidad del Cauca

La base de la pirámide
En la base, las personas que están a la caza de una esperanza para redimirse de la marginalidad y de la necesidad. Estas mismas personas pecan, bien sea por incautas o por codiciosas. Por incautas, al creer que un negocio puede tener una rentabilidad extraordinariamente alta y además sostenida durante mucho tiempo -a no ser que se le inyecte dinero de actividades poco claras-. Por codiciosas, porque habiendo logrado ahorrar algunos fondos con base en el esfuerzo y el trabajo, quisieran borrar el camino recorrido encontrando una vía más que fácil facilista, para multiplicar repentinamente su capital como en uno de los cuentos escritos por los hermanos Grimm.
La mitad de la pirámide. En la mitad de la pirámide, se ubican empleados o personas con ingresos medios o en todo caso, estables, que igualmente quieren ampliar codiciosamente sus arcas como el rey Midas. Y al igual que este cayó en desgracia porque hasta cuando iba a comer, todo se le convirtió en oro; a los nuevos reyes Midas, todo se les convirtió en ilusión…
La punta de la pirámide. En este lugar están el astuto creador de este negocio y sus socios.

Las caras de la pirámide
a.- La cara económica. Los bienes y servicios constituyen realmente la riqueza de una sociedad. El dinero traduce a esta riqueza, y necesita respaldarse en ella. En cambio, el fenómeno de las pirámides, al ser una actividad monetarista desligada de la producción, y por lo tanto especulativa, que estimula el consumismo y desestimula la producción de bienes y servicios, en el mediano y en el largo plazo, genera un aumento generalizado de precios y una escasez de bienes básicos, que son los característicos de contextos socioeconómicos como el nuestro. Por esta razón, la pirámide es social y económicamente corrosiva. Lo grave no es sólo que haya existido un fraude sino que hayan existido pirámides.
b.- La cara financiera. Aunque existen otros sistemas similares como los negocios multinivel, que están ligados a la producción-distribución de bienes y servicios; y los fondos de cesantías, que dependen de los aportes que genera la actividad productiva de las personas -y aún así no se garantiza su sostenibilidad-; el principio teórico de la pirámide supone inversiones de expansión creciente e infinita, lo cual en la práctica es imposible, mucho menos si no se está generando riqueza expresada en bienes y servicios y por lo tanto, la rentabilidad alta es insostenible a mediano y largo plazo. De esta manera, toda pirámide no sólo es excluyente como su mismo nombre lo sugiere, sino además, finita, lo cual traducido a los hechos, significa que su destino es tarde o temprano, fraudulento.
c.- La cara ética y moral. Si bien toda actividad económica implica riesgos, estos están asociados a diferentes factores de producción, pero aceptar que en una actividad, como ocurre en las pirámides, el riesgo recaiga solamente sobre el factor humano, es decir, sobre la honestidad o la deshonestidad del captador del dinero, es aceptar cínicamente el deterioro ético como norma social. El deterioro moral se evidencia en las “colas”, convertidas en verdaderos rituales al pseudoDios Dinero, en las que, en condiciones que desdicen de la dignidad humana, las personas (a veces niños) cobran por el “puesto en la fila” , lo cual además en ocasiones implica riñas, robos, atracos, abusos, caos urbano y otros desórdenes públicos.
d.- La cara política. Desestimular a la economía basada en la producción y estimular la especulación, por una parte, impide generar bienes y servicios que constituyan la riqueza de una sociedad y que por lo tanto, son la base de la soberanía. Por otra parte, impide pensar colectivamente en un proyecto de Nación, porque la población se interesa más en sus fines egoístas, inclusive por medio de asonadas, que aunque se realizan colectivamente, en realidad funcionan con la lógica de “lo mío es mío y nadie me lo quita”. Si alguien convocara a una marcha contra el hambre, y por la solidaridad con los menos favorecidos económicamente, habría que esperar la respuesta…. Porque las pirámides parecen haber reducido a la población a dos clases sociales: los que tuvieron para pseudoinvertir y los que no….

Las causas de las pirámides
a.- La exclusión y el marginamiento de vastos sectores de la población que, al no tener opciones de participación en la vida económica productiva, y por lo tanto a la esperanza de una vida digna, son presa fácil de las propuestas embaucadoras que se disfrazan de Mesianismo. Por ejemplo, en un tiempo, fueron las dietas parlamentarias que dieron lugar al clientelismo partidista; en otro tiempo, han sido los narcotraficantes casi a lo Robin Hood; ahora son las pirámides con un ilusionismo más cautivador que el de David Coperfield. Sin duda el modelo de desarrollo es un generador permanente de incautos, desesperanzados y codiciosos.
b.- Los funcionarios y las autoridades que no pusieron en práctica a tiempo la supervisión de las actividades financieras de las pirámides, de acuerdo con la reglamentación existente para este sector. Basta con sólo echar un ojo a la Constitución Política Nacional, para darse cuenta que, al atentar contra la economía productiva, se trata de una actividad altamente conmocionante para la Nación.
c.- El carácter inequitativo e ineficiente del sistema financiero, que ha experimentado varias crisis, algunas de ellas debidas a la deshonestidad (caso del grupo Grancolombiano), y otras debido a la falta de respaldo monetario (crisis de las Cooperativas). Este sistema, pese a intermediar con el sector productivo, exige tal cantidad de requisitos, que excluye a la mayoría de personas que necesitan crédito para dinamizar sus economías populares y ampliar el sector empresarial; cobra altos intereses y privilegia al gran capital; el sector financiero obtiene altas ganancias y retribuye muy poco socialmente.
d.- Por supuesto, la necesidad sumada a la ignorancia, a la codicia, a la irresponsabilidad y a la cultura rentística que corroe a la economía productiva y a la ética del trabajo.

El fenómeno mediático
Mientras las pirámides empezaron a ampliar su base social y por lo tanto sus captaciones de dinero, el encanto empezó a tener efecto como si se tratara de la historia de Cenicienta, quien de pronto tuvo recursos para convertirse en una bella princesa, conoció a príncipes y compró muchos zapatos (consumismo y más consumismo). Mientras eso ocurría, ni las autoridades, ni los medios de comunicación dijeron nada negativo, se limitaron a hablar del “Banco de los pobres”.

Pero, ¿qué pasó para que por fin se alertaran los medios de comunicación y las autoridades? ¿De qué se percataron? ¿Lo tolerado se tornó contraproducente? De repente, como si le hubiera llegado la media noche a la Cenicienta, se rompió el encanto, los medios de comunicación hicieron noticia, las autoridades se alarmaron, cundió el pánico entre la gente y Cenicienta, a diferencia de lo que sucedió en el cuento, quedó más humillada que antes; las codiciosas hermanas (que tenían ingresos fijos), se quedaron sin los ahorros, sin la casa, ni el carro que vendieron para “meter” en la Pirámide… El efecto pseudosatisfactor de la pirámide se hizo evidente: se afectó el comercio, se bajó la producción, se estancaron los pagos, se rompió la pompa de jabón y apareció una cortina de humo sobre el resto de la realidad nacional.

Parece que el conflicto social se hubiese reducido a una lucha entre los defensores de las pirámides y el Gobierno. Los desvalidos de Colombia parecen ser quienes perdieron su dinero, pero ya no se volvió a hablar de la pobreza, de la marcha indígena, de los corteros, de la producción, la conversión de la República en Reprivada, la Parapolítcia, la Yidispolítica, los falsos positivos y los verdaderos negativos, la Crisis alimentaria… Y para colmo, de nuevo erupcionó el nevado del Huila, una pirámide geográfica…

No hay comentarios:

Publicar un comentario